miércoles, 27 de abril de 2011

Ulises Ramírez odia la Narco cultura

Nar

En América Latina el tema del narcotráfico siempre está presente, muchas veces permanece adormilado, pero de pronto renace con nuevas facetas y nueva energía. Primero, debemos hacer un intento por explicar lo que es la narcocultura. Desafortunadamente por ser un fenómeno relativamente nuevo, carecemos de fuentes de referencia que esclarezcan el concepto. Sin embargo, la lógica nos dice que la narcocultura son aquellas manifestaciones sociales que giran alrededor del mundo del tráfico de estupefacientes. Para las personas que vivimos en países con un alto índice de narcotráfico el concepto de narcocultura puede resultar evidente, mientras que para las personas que se encuentran alejadas del fenómeno, el término puede resultar bastante etéreo.

La narcocultura tiene su propio lenguaje y sus propios medios de comunicación, es aparentemente un mundo aparte que en ocasiones intenta penetrar al mundo cotidiano en búsqueda de aceptación social o como un reto a lo tradicionalmente aceptado. El narco, por su naturaleza ilegal, intenta mantenerse en un velo de misterio, lo que puede crear un sentimiento de romanticismo en torno a éste. Dicho sentimiento le ha ayudado a adquirir un gran número de seguidores que no necesariamente están involucrados en actividades ilegales de consumo y venta de drogas.

En México, las manifestaciones más populares de la narcocultura son sin duda los narcocorridos, canciones populares que narran hazañas y biografías de los capos y mafiosos más renombrados. Estos protagonistas se han convertido muchas veces en ídolos, leyendas y figuras épicas. Siempre es en el sector popular y en las clases socioeconómicas bajas donde se popularizan dichas historias y personajes. En un inicio los narcocorridos adquirieron tal popularidad que el gobierno hizo un esfuerzo de erradicarlos al prohibir su transmisión al aire. Sin embargo los discos siguen vendiéndose y transmitiéndose. Personajes míticos del narco mexicano como Rafael Caro Quintero, el Señor de los Cielos, Amado Carrillo, (llamado así porque controlaba el uso ilegal del espacio aéreo mexicano), junto con todos los grandes están ahí.

Los narcocorridos dieron pie al narcocine. Muchas de las historias de los corridos pasaban directamente a la pantalla grande y posteriormente a la televisión. Incluso a veces sus intérpretes se volvían actores como el caso de la popular banda musical Los Tigres del Norte. El narcocine tuvo un éxito igual o mayor que los narcocorridos. Esto implicó que la temática del cine mexicano cambiara radicalmente, así como su audiencia. El cine se convirtió en el medio más popular de los narcos. Ellos mismos incursionaron en la industria, financiando algunas de éstas películas, incluso llegando hasta convertirse en actores. Además la industria cinematográfica representa una excelente forma de lavar su dinero y obtener de paso buenas ganancias.

Los célebres hermanos Almada, quienes empezaran como actores en el género Western en los años sesenta, pronto comenzaron a hacer carrera en esta rama, donde encontrarían una mina de oportunidades. En entrevista para el proyecto ESPIRAL, Mario Almada (que a sus 83 años continúa haciendo películas) cuenta cómo es que el mundo del cine se vio invadido por el mundo del narcotráfico y cómo los capos (con mucha prudencia, claro) se involucraron en las producciones para alimentar sus insaciables egos. Pero lo sorprendente de todo esto fue el rápido éxito que tuvieron con el público del sector popular.

 

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